El menisco es una estructura fibrocartilaginosa en forma de semiluna y espesor menguante desde la periferia al centro que sirve para que la conexión entre los dos huesos de la rodilla (fémur y tibia) sea más congruente y su fricción quede amortiguada (Figura 1). Esta estructura está sometida a fuerzas de compresión y cizallamiento que hacen que puedan romperse.
2. ¿Cuál es su causa? El menisco puede romperse habitualmente cuando se combina un movimiento brusco de giro de la pierna cuando la rodilla está en posición de flexión. Este movimiento es bastante habitual durante la práctica deportiva. Este movimiento lo puede originar el propio deportista cuando efectúa un giro quedándosele trabado el pie en el suelo o bien a raíz de un traumatismo de un adversario. Las lesiones meniscales pueden estar asociadas a lesiones ligamentosas de la rodilla si este impacto es más violento. También el menisco se puede lesionar por microtraumatismos de repetición en pacientes que adoptan frecuentemente posiciones forzadas de la rodilla (mecánicos, fontaneros) o en pacientes de mayor edad en el contexto de procesos degenerativos de la rodilla
3. ¿Cuáles son los síntomas? Su médico le preguntará sobre si ha tenido un antecedente traumático claro en el que ha podido oir algún crujido. El síntoma más frecuente es el dolor localizado en la rodilla que suele incrementarse al caminar, cuando tenemos la rodilla flexionada o con los giros. Ese dolor suele ocasionar cojera. Puede aparecer un derrame articular que hará que no doblemos bien esa rodilla o que la notemos inflamada. Pueden aparecen fallos de rodilla (bruscamente la rodilla se dobla) o bien bloqueos (la rodilla se queda trabada y no se puede extender del todo). En ocasiones puede aparecer un bultito en la zona exterior de la rodilla qiue aparece y desaparece con los movimiento de flexión y extensión de la rodilla. Habitualmente la musculatura del muslo (cuádriceps) se atrofia.
4. ¿Cómo se diagnostica? Su médico a través de los síntomas y signos que le hemos detallado le orientará hacia la posibilidad de que tenga una lesión meniscal. Dicho diagnóstico se confirmará con una resonancia de la rodilla. Las radiografias se solicitan en ocasiones para descartar otras patologías de la rodilla.
5. ¿Cómo se trata? El tratamiento dependerá de la edad, nivel de actividad, localización de la lesión, tamaño de la misma y del tipo de lesión. Las lesiones meniscales habitualmente se tratan con cirugía artroscópica. A través de incisiones de unos 5 mm se introduce una cámara para visualizar las lesiones y el instrumental para reparar o resecar la lesión (Figura 2). Cuando por sus características y por la edad del paciente la lesión es reparable puede indicarse la sutura meniscal (Figura 3). Con posterioridad será necesario un tratamiento rehabilitador para recuperar primero el rango de movilidad de la rodilla y posteriormente la fuerza muscular.
Figura 1: Localización de los meniscos en la rodilla.
El ligamento cruzado anterior se encuentra en el interior de la rodilla en una posición central (Figura 1) y es la principal estructura que controla el desplazamiento anterior de la rodilla. También limita la rotación de la pierna y la angulación lateral de la rodilla. Su lesión pude originar un desgarro de algunas fibras (esguince de primer grado), manteniendo la articulación estable. Si el traumatismo es más importante se rompen más fibras, apareciendo un movimiento anormal entre leve y moderado (esguince de segundo grado). Si se produce la rotura de todas las fibras (Figura 2) aparece una inestabilidad manifiesta (esguince de tercer grado).
2. ¿Cuál es su causa? El ligamento se puede romper de varias maneras: mediante un cambio brusco de dirección en una carrera, en una desaceleración brusca mientras se corre, impacto indirecto en el suelo tras un salto o por un traumatismo directo sobre la pierna. La lesión puede ser aislada o asociada a otras lesiones de ligamentos o meniscos.
3. ¿Cuáles son los síntomas? Suele haber un mecanismo traumático evidente en el que puede percibir un crujido. Aparecerá dolor en la rodilla, inflamación en la misma y sensación de inestabilidad al deambular (notará que la rodilla «se le va»). Debido a la inflamación al dolor o a otras lesionesasociadas, su rodilla perderá rango de movimiento.
4. ¿Cómo se diagnostica? Habitualmente la historia y exploración orientará a su médico. La radiografía descartará lesiones óseas. La resonancia visualizará la lesión del ligamento.
5. ¿Cómo se trata? Dependerá de la edad, grado de actividad física, grado de inestabilidad y de la presencia de lesiones asociadas el tratamiento será o no quirúrgico. Los pacientes con mayor edad, poco deportistas, con la rodilla relativamente estable y sin lesiones asociadas pueden ser tratados con una rodillera estabilizadora y con un programa de ejercicios rehabilitadores.
El ligamento cruzado anterior no cicatriza espontáneamente y su sutura no proporciona resultados óptimos, por lo que cuando se indica la cirugía se utiliza una plastia ya sea de unos tendones del muslo (isquiotibiales), un tendón de la rodilla (rotuliano) (Figura 3) o un injerto donante del banco de tejidos.
A través de cirugía artroscópica se efectuarán unos túneles en los huesos por donde se introducirá la plastia y a través de tornillos o chapas se fijará en su localización definitiva. Después de la cirugía su médico puede indicarle una rodillera de protección.
Al principio precisará deambular con bastones y la tensión que se le aplica al nuevo ligamento será progresiva para no forzarlo, mientras se produce el proceso de su integración que se produce en unos 6 meses. La rehabilitación estará encaminada en primer lugar a recuperar el movimiento y posteriormente a fortalecer la musculatura y a recuperar los reflejos de la rodilla (propiocepción).
Figura 1: Localización del ligamento cruzado anterior.
Figura 2: Lesión del ligamento cruzado anterior.
Figura 3: Reparación del ligamento cruzado con tendón rotuliano
Es una enfermedad que produce la degeneración del cartílago articular o capa que protege los extremos de los huesos (fémur distal, tibia proximal y rótula) y que favorece el movimiento articular (Figura 1). Cuando el cartílago ha desaparecido existe una fricción entre los dos huesos que condiciona la aparición de cambios reactivos en la articulación: aparecen unas excrecencias óseas (osteofitos), quistes o esclerosis de la zona de mayor carga.
2. ¿Cuál es su causa?
Existen numerosos factores que condicionan su aparición: Edad. Peso / factores mecánicos de sobrecarga. Fracturas articulares / lesiones articulares. Alteraciones congénitas de la rodilla. Alteraciones del riego arterial de la rodilla. Enfermedades infecciosas. Enfermedades de la sangre. Enfermedades reumáticas.
3. ¿Cuáles son los síntomas?
El síntoma principal es el dolor. Se localiza habitualmente en la cara anterointerna de la rodilla, aunque también se puede localizar en la cara extena y en la posterior. El dolor aumenta con la actividad física o al iniciar la marcha y mejora con el reposo. Suele ser lentamente progresivo y aumenta a temporadas. Cuando se produce ese incremento del dolor, la rodilla puede inflamarse y aparecer derrame. No es infrecuente que se noten chasquidos y fallos de rodilla. Con el paso del tiempo aparece rigidez de la articulación y cojera.
4. ¿Cómo se diagnostica?
Habitualmente con la historia y la exploración su médico puede orientar el diagnóstico. Habitualmente le realizarán unas radiografías (Figura 2). Si bien no es imprescindible, según el grado de deformidad o la patología causal, puede ser útil un escáner o una resonancia.
5. ¿Cómo se trata?
Cambios en el estilo de vida:
Si el dolor es incipiente, es posible que su médico le recomiende hacer primero algunos cambios en su estilo de vida para proteger sus articulaciones y reducir el avance de la enfermedad.
Reposo: La artrosis puede hacer que se canse
más rápido y los síntomas pueden empeorar si siente fatiga. Trate de dormir durante toda la noche.
Ejercicio: Si regularmente hace ejercicios de alto impacto (como correr o practicar deportes competitivos), puede disminuir la tensión de su cadera sustituyéndolos por ejercicios de bajo impacto como caminar, andar en bicicleta y nadar. Efectúe ejercicio de corta duración y frecuente.
Pérdida de peso: Si tiene sobrepeso, la pérdida de algunos kilos hará que el nivel de tensión que soporta la articulación de su cadera sea menor.
Utilizar bastón: El peso que soporta el bastón aliviará la carga que soporta la rodilla enferma.
Fisioterapia. Algunos ejercicios específicos pueden mejorar la amplitud de movimientos de su rodilla y fortalecer los músculos de su pierna que dan soporte a la articulación
El fisioterapeuta puede ayudarle en sus actividades de la vida diaria: cambios simples, como usar un alcanzador de objetos para recoger cosas que están a baja altura o el uso de férulas con flejes laterales pueden aliviar del dolor de la articulación.
Medicamentos:
Si su dolor afecta su rutina diaria, o no se alivia con los métodos iniciales, el médico puede incorporar algún medicamento a su plan de tratamiento.
Paracetamol: Aunque no reduce la hinchazón, puede aliviar un dolor leve con pocos efectos secundarios. Antiinflamatorios: Reducen el dolor y la hinchazón. Fármacos de acción sintomática lenta (condroprotectores): En estadios incipientes la glucosamina y el condroitín sulfato pueden aliviar el dolor. Corticoides intraarticulares: pueden ser útiles temporalmente si existe un derrame persistente. Acido hialurónioco: puede ser útil para reducir el dolor articular.
Cirugía: Su médico puede considerar realizar una cirugía si su dolor empeora y provoca incapacidad.
Artroscopia. Este procedimiento puede emplearse para eliminar pequeños trozos de cartílago desprendido o rasgado, o para alisar la superficie del cartílago desgastado. Cuanto más avanzada esté la artrosis, menos eficaz es la artroscopia. Osteotomía. Se realiza un corte en los huesos que rodean la rodilla para realinearlos y eliminar la presión en la articulación de la rodilla. Reemplazo de la articulación. En esta técnica se extraen las superficies articulares del fémur, tibia y en ocasiones la de la rótula y se sustituyen por un dispositivo artificial llamado prótesis articular.
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