Es un dolor muy común localizado en la región posterior de la planta del pie. Ocurre en la fascia plantar, un tejido muy denso y fuerte que sirve de soporte del arco del pie.
2. ¿Cuál es su causa?
Se debe a la irritación de este fuerte tejido en su zona de inserción en el hueso del talón que se llama calcáneo. Esta irritación se produce normalmente por una combinación de rigidez del pie y la pantorrilla, por el uso de calzado inadecuado (demasiado viejo, demasiado rígido, demasiado tacón, demasiado pequeño), a la práctica deportiva sin el entrenamiento adecuado o a determinadas posiciones inadecuadas del pie en el trabajo o actividades diarias. Ocurre en cualquier paciente aunque es más frecuente en pacientes con los pies planos (desaparece el hueco del pie) y en pacientes con pies cavos (demasiado hueco en la planta del pie).También es más frecuente en mujeres, sobre todo si tienen los pies largos y estrechos, así como en personas obesas.
3. ¿Cuáles son los síntomas? El síntoma fundamental es el dolor localizado en la parte posterior de la planta del pie, fundamentalmente cuando se pone de pie. Ese dolor se pone de manifiesto cuando efectuamos la presión con un dedo.
4. ¿Cómo se diagnostica? Habitualmente con la historia clínica y la exploración es suficiente para realizar el diagnóstico. Puede que su médico le solicite una radiografía para descartar otras causas de dolor en el talón. En la radiografía puede verse el espolón en el calcáneo.
5. ¿Cómo se trata? Lo más importante es utilizar un calzado adecuado. El calzado viejo no es adecuado para absorber las fuerzas al andar, correr o saltar. Hay que utilizar un calzado cómodo, con mínimo tacón o ninguno, de suela gruesa, que esté hecha de un material flexible (evite suelas rígidas). Evite el calzado estrecho o pequeño. El zapato deportivo debe ser de calidad, flexible en la suela y bien acolchado en el interior, moldeado para recibir la forma anatómica del pie. Está diseñado para absorber la mayor parte de las fuerzas que pueden hacer daño en el pie.
Para evitar lesiones deportivas es necesario estar entrenado. Haga ejercicio de manera progresiva, aumentando el ritmo de manera pausada, nunca de forma brusca. Si su ejercicio consiste en caminar, empiece con poco y luego vaya aumentando las distancias.
Si ha engordado últimamente debe de recuperar su peso, además de ser bueno para su salud, le ayudará a mejorar el dolor de sus pies. Si estas medidas no son suficientes, deberá hacer los ejercicios de rehabilitación que vienen más adelante. Para que los ejercicios sean efectivos, deben hacerse todos los días. Puede que pasen algunos meses antes de notar beneficio alguno, tiene que ser PACIENTE. Con los ejercicios buscamos un estiramiento progresivo de los tejidos afectados y esto requiere un tiempo.
A la gran mayoría de los pacientes que hacen caso de las recomendaciones anteriores les desaparece del dolor sin tener que hacer nada más. Puede que su médico le haya recetado antinflamatorios o analgésicos. Tómelos durante el tiempo que le haya recomendado, son una buena ayuda para combatir su dolor. El hielo es un excelente antinflamatorio. Al disminuir la inflamación, se produce alivio del dolor. Es posible que su médico le recete taloneras, que son una especie de almohadillas para acomodar el talón. Utilícelas la mayor parte del tiempo.
Si no mejora, puede ser necesaria la infiltración de la zona dolorida con una mezcla de corticoides y anestésico local.
En el siguiente paso de tratamiento se puede ofertar un tratamiento rehabilitador con distintos métodos físicos entre los que destacan las ondas de choque.
Si fracasa todo se puede plantear el tratamiento quirúrgico que consiste en la sección de la aponeurosis plantar o el alargamiento del origen de los múscuños de la pantorrilla por detrás de la rodilla.
TRATAMIENTO REHABILITADOR EN FASCITIS PLANTAR
A.- REPOSO
Si tiene mucho dolor, procure dejar la actividad que lo ha precipitado, tome analgésicos o antinflamatorios si no tiene contraindicaciones para tomarlos, y haga lo siguiente: rellene una botella pequeña de agua, o un vaso de plástico y métalos en el congelador. Una vez se hayan helado, póngalos en el suelo; dedíquese a rodarlos con el hueco del pie y el talón durante veinte minutos. Esto le sirve como antinflamatorio, como ejercicio de estiramiento y como masaje.
B.- EJERCICIOS DE FORTALECIMIENTO DE LOS DEDOS
Coloque una toalla en frente de Ud. Con los dedos intente atraer dicha toalla hacia Ud. Con el tiempo puede incluso poner peso en el extremo de la toalla. Hágalo varias veces con descansos entre ellas. Otra forma de hacerlo es intentar coger canicas, piedrecillas o incluso monedas con los dedos e introducirlas en un vaso u otro recipiente.
Tamborileo de los dedos Con el pie apoyado en el suelo, levante todos los dedos y empiece, solo con el dedo gordo a golpear el suelo (los otros se mantienen levantados). Después cambie, es decir, con el dedo gordo levantado, golpee el suelo con los otros dedos. Empezar el primer día con 10 golpes y continuar progresando hasta llegar a 50.
C.- EJERCICIOS DE ESTIRAMIENTO
Con los brazos apoyados en la pared, o encima de una mesa, coloque la pierna a ejercitar por detrás, y mantenga la pierna con la rodilla completamente estirada. Notará tensión en los músculos de la pantorrilla. Mantenga esta tensión al menos durante 15 segundos.
Después, lentamente, empiece a doblar la rodilla sin levantar los talones del suelo. Notará tensión moderada en el tendón de Aquiles. Mantenga esa tensión al menos durante 15 segundos. Repita estos ejercicios varias veces.
Con una toalla, sábana o venda no elástica, con la pierna estirada encima de un taburete, haga ejercicios como el que se muestra en el dibujo tirando alternativamente con el pie y con las manos Apoye la parte delantera del pie en un libro, ladrillo o un escalón. También puede hacerlo apoyando el pie entre la pared y el suelo. Haga presión contra el suelo manteniéndola durante 15 segundos. Relaje y repita varias veces.
Figura 1: Localización de la patología de la fascitis plantar.
Un esguince o torcedura es una lesión del ligamento (el tejido que une dos o más huesos en una articulación) que se produce cuando el ligamento se distiende o se rompe. El más frecuente es el esguince de los ligamentos laterales del tobillo.
2. ¿Cuál es su causa?
Se produce cuando efectuamos un giro forzado del tobillo ya sea con el pie hacia adentro (el más frecuente) o hacia afuera. Cuando la fuerza excede la resistencia del ligamento se produce la lesión del mismo.
3. ¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas más comunes son dolor, hinchazón (Fig 1), aparición de hematoma, disminución del movimiento de la articulación del tobillo e incapacidad para la deambulación normal. La cantidad del dolor depende de la importancia del esguince o de que existan otras lesiones. Cuando la lesión de los ligamentos es completa se produce la inestabilidad o la luxación de la articulación del tobillo.
4. ¿Cómo se diagnostica?
Habitualmente con el interrogatorio y la exploración se diagnostica el esguince de los ligamentos laterales del tobillo. Puede que su médico le solicite una radiografía para descartar una fractura.
5. ¿Cómo se trata?
El tratamiento inicial está encaminado a proteger la articulación y reducir la inflamación mediante unas simples cuatro medidas:
Reposo: es imprescindible para la recuperación, sobre todo en las primeras 48-72 horas. Con el reposo evitaremos empeorar la lesión. En los casos leves o en los días posteriores se suele optar por reposo relativo con una carga parcial (apoyar el pie levemente utilizando bastones).
Hielo: el hielo ejerce una acción antiinflamatoria que reduce la hinchazón. Se debe aplicar durante los primeros dos días, cada 2 horas durante unos 10 minutos. No se debe aplicar directamente el hielo sobre la piel ya que puede ocasionar quemaduras por frío. Es conveniente poner una toalla entre éste y la piel.
Compresión: el vendaje compresivo protegerá el ligamento al limitar el movimiento de la articulación y reducirá la inflamación. Suele utilizarse un vendaje elástico evitando la compresión excesiva o un vendaje más aparatoso con vendas de algodón y de gasa.
Elevación: de la extremidad por encima del nivel del corazón. Junto con estas medidas puede haber dolor los primeros días por lo que puede ser necesaria la administración de analgésicos o antiinflamatorios. Cuando la lesión de los ligamentos es importante puede indicarle su médico la inmovilización con una férula e incluso el tratamiento quirúrgico. La mayoría de los esguinces necesitan un periodo de protección para su curación que variará dependiendo de la gravedad de la lesión. Su médico puede indicarle en el proceso de curación la movilización temprana para prevenir la rigidez. El movimiento es útil para recuperar el sentido de la posición y orientación del tobillo en el espacio (la propiocepción). Su déficit es la causa más frecuente de los esguinces de repetición y de la inestabilidad del tobillo. La rehabilitación apoyada con distintas terapias físicas (ultrasonidos o estimulación eléctrica) ayuda a disminuir el dolor, la inflamación y a prevenir la cronificación de la lesión.
Las lesiones del tobillo curan en tres fases:
Fase 1: reposo, protección de tobillo y reducción de la inflamación.
Fase 2: restauración del movimiento, la fuerza y la flexibilidad, primero sin aplicación de resistencia y después contrarresistencia.
Fase 3: desarrollo gradual de actividades que no requieren giros bruscos del tobillo (trote, carrera), seguido más adelante por carrera con giros y marcha rápida por terrenos irregulares. A medida que se tolera una actividad de forma indolora se puede pasar a la siguiente hasta alcanzar la recuperación completa.
6. ¿Cómo se previene?
Es fundamental mantener una buena fuerza muscular y flexibilidad articular. Hay que efectuar un calentamiento de la musculatura antes de realizar ejercicios y actividades vigorosas. Hay que prestar atención a las superficies por donde nos ejercitamos y llevar un buen calzado. Por último hay que prestan atención a los signos de alarma de nuestro cuerpo y reducir la velocidad cuando aparezca dolor o fatiga.
Fig.1: Inflamación del tobillo en un esguince del ligamento lateral externo.
El menisco es una estructura fibrocartilaginosa en forma de semiluna y espesor menguante desde la periferia al centro que sirve para que la conexión entre los dos huesos de la rodilla (fémur y tibia) sea más congruente y su fricción quede amortiguada (Figura 1). Esta estructura está sometida a fuerzas de compresión y cizallamiento que hacen que puedan romperse.
2. ¿Cuál es su causa? El menisco puede romperse habitualmente cuando se combina un movimiento brusco de giro de la pierna cuando la rodilla está en posición de flexión. Este movimiento es bastante habitual durante la práctica deportiva. Este movimiento lo puede originar el propio deportista cuando efectúa un giro quedándosele trabado el pie en el suelo o bien a raíz de un traumatismo de un adversario. Las lesiones meniscales pueden estar asociadas a lesiones ligamentosas de la rodilla si este impacto es más violento. También el menisco se puede lesionar por microtraumatismos de repetición en pacientes que adoptan frecuentemente posiciones forzadas de la rodilla (mecánicos, fontaneros) o en pacientes de mayor edad en el contexto de procesos degenerativos de la rodilla
3. ¿Cuáles son los síntomas? Su médico le preguntará sobre si ha tenido un antecedente traumático claro en el que ha podido oir algún crujido. El síntoma más frecuente es el dolor localizado en la rodilla que suele incrementarse al caminar, cuando tenemos la rodilla flexionada o con los giros. Ese dolor suele ocasionar cojera. Puede aparecer un derrame articular que hará que no doblemos bien esa rodilla o que la notemos inflamada. Pueden aparecen fallos de rodilla (bruscamente la rodilla se dobla) o bien bloqueos (la rodilla se queda trabada y no se puede extender del todo). En ocasiones puede aparecer un bultito en la zona exterior de la rodilla qiue aparece y desaparece con los movimiento de flexión y extensión de la rodilla. Habitualmente la musculatura del muslo (cuádriceps) se atrofia.
4. ¿Cómo se diagnostica? Su médico a través de los síntomas y signos que le hemos detallado le orientará hacia la posibilidad de que tenga una lesión meniscal. Dicho diagnóstico se confirmará con una resonancia de la rodilla. Las radiografias se solicitan en ocasiones para descartar otras patologías de la rodilla.
5. ¿Cómo se trata? El tratamiento dependerá de la edad, nivel de actividad, localización de la lesión, tamaño de la misma y del tipo de lesión. Las lesiones meniscales habitualmente se tratan con cirugía artroscópica. A través de incisiones de unos 5 mm se introduce una cámara para visualizar las lesiones y el instrumental para reparar o resecar la lesión (Figura 2). Cuando por sus características y por la edad del paciente la lesión es reparable puede indicarse la sutura meniscal (Figura 3). Con posterioridad será necesario un tratamiento rehabilitador para recuperar primero el rango de movilidad de la rodilla y posteriormente la fuerza muscular.
Figura 1: Localización de los meniscos en la rodilla.
El ligamento cruzado anterior se encuentra en el interior de la rodilla en una posición central (Figura 1) y es la principal estructura que controla el desplazamiento anterior de la rodilla. También limita la rotación de la pierna y la angulación lateral de la rodilla. Su lesión pude originar un desgarro de algunas fibras (esguince de primer grado), manteniendo la articulación estable. Si el traumatismo es más importante se rompen más fibras, apareciendo un movimiento anormal entre leve y moderado (esguince de segundo grado). Si se produce la rotura de todas las fibras (Figura 2) aparece una inestabilidad manifiesta (esguince de tercer grado).
2. ¿Cuál es su causa? El ligamento se puede romper de varias maneras: mediante un cambio brusco de dirección en una carrera, en una desaceleración brusca mientras se corre, impacto indirecto en el suelo tras un salto o por un traumatismo directo sobre la pierna. La lesión puede ser aislada o asociada a otras lesiones de ligamentos o meniscos.
3. ¿Cuáles son los síntomas? Suele haber un mecanismo traumático evidente en el que puede percibir un crujido. Aparecerá dolor en la rodilla, inflamación en la misma y sensación de inestabilidad al deambular (notará que la rodilla «se le va»). Debido a la inflamación al dolor o a otras lesionesasociadas, su rodilla perderá rango de movimiento.
4. ¿Cómo se diagnostica? Habitualmente la historia y exploración orientará a su médico. La radiografía descartará lesiones óseas. La resonancia visualizará la lesión del ligamento.
5. ¿Cómo se trata? Dependerá de la edad, grado de actividad física, grado de inestabilidad y de la presencia de lesiones asociadas el tratamiento será o no quirúrgico. Los pacientes con mayor edad, poco deportistas, con la rodilla relativamente estable y sin lesiones asociadas pueden ser tratados con una rodillera estabilizadora y con un programa de ejercicios rehabilitadores.
El ligamento cruzado anterior no cicatriza espontáneamente y su sutura no proporciona resultados óptimos, por lo que cuando se indica la cirugía se utiliza una plastia ya sea de unos tendones del muslo (isquiotibiales), un tendón de la rodilla (rotuliano) (Figura 3) o un injerto donante del banco de tejidos.
A través de cirugía artroscópica se efectuarán unos túneles en los huesos por donde se introducirá la plastia y a través de tornillos o chapas se fijará en su localización definitiva. Después de la cirugía su médico puede indicarle una rodillera de protección.
Al principio precisará deambular con bastones y la tensión que se le aplica al nuevo ligamento será progresiva para no forzarlo, mientras se produce el proceso de su integración que se produce en unos 6 meses. La rehabilitación estará encaminada en primer lugar a recuperar el movimiento y posteriormente a fortalecer la musculatura y a recuperar los reflejos de la rodilla (propiocepción).
Figura 1: Localización del ligamento cruzado anterior.
Figura 2: Lesión del ligamento cruzado anterior.
Figura 3: Reparación del ligamento cruzado con tendón rotuliano
Es una enfermedad que produce la degeneración del cartílago articular o capa que protege los extremos de los huesos (fémur distal, tibia proximal y rótula) y que favorece el movimiento articular (Figura 1). Cuando el cartílago ha desaparecido existe una fricción entre los dos huesos que condiciona la aparición de cambios reactivos en la articulación: aparecen unas excrecencias óseas (osteofitos), quistes o esclerosis de la zona de mayor carga.
2. ¿Cuál es su causa?
Existen numerosos factores que condicionan su aparición: Edad. Peso / factores mecánicos de sobrecarga. Fracturas articulares / lesiones articulares. Alteraciones congénitas de la rodilla. Alteraciones del riego arterial de la rodilla. Enfermedades infecciosas. Enfermedades de la sangre. Enfermedades reumáticas.
3. ¿Cuáles son los síntomas?
El síntoma principal es el dolor. Se localiza habitualmente en la cara anterointerna de la rodilla, aunque también se puede localizar en la cara extena y en la posterior. El dolor aumenta con la actividad física o al iniciar la marcha y mejora con el reposo. Suele ser lentamente progresivo y aumenta a temporadas. Cuando se produce ese incremento del dolor, la rodilla puede inflamarse y aparecer derrame. No es infrecuente que se noten chasquidos y fallos de rodilla. Con el paso del tiempo aparece rigidez de la articulación y cojera.
4. ¿Cómo se diagnostica?
Habitualmente con la historia y la exploración su médico puede orientar el diagnóstico. Habitualmente le realizarán unas radiografías (Figura 2). Si bien no es imprescindible, según el grado de deformidad o la patología causal, puede ser útil un escáner o una resonancia.
5. ¿Cómo se trata?
Cambios en el estilo de vida:
Si el dolor es incipiente, es posible que su médico le recomiende hacer primero algunos cambios en su estilo de vida para proteger sus articulaciones y reducir el avance de la enfermedad.
Reposo: La artrosis puede hacer que se canse
más rápido y los síntomas pueden empeorar si siente fatiga. Trate de dormir durante toda la noche.
Ejercicio: Si regularmente hace ejercicios de alto impacto (como correr o practicar deportes competitivos), puede disminuir la tensión de su cadera sustituyéndolos por ejercicios de bajo impacto como caminar, andar en bicicleta y nadar. Efectúe ejercicio de corta duración y frecuente.
Pérdida de peso: Si tiene sobrepeso, la pérdida de algunos kilos hará que el nivel de tensión que soporta la articulación de su cadera sea menor.
Utilizar bastón: El peso que soporta el bastón aliviará la carga que soporta la rodilla enferma.
Fisioterapia. Algunos ejercicios específicos pueden mejorar la amplitud de movimientos de su rodilla y fortalecer los músculos de su pierna que dan soporte a la articulación
El fisioterapeuta puede ayudarle en sus actividades de la vida diaria: cambios simples, como usar un alcanzador de objetos para recoger cosas que están a baja altura o el uso de férulas con flejes laterales pueden aliviar del dolor de la articulación.
Medicamentos:
Si su dolor afecta su rutina diaria, o no se alivia con los métodos iniciales, el médico puede incorporar algún medicamento a su plan de tratamiento.
Paracetamol: Aunque no reduce la hinchazón, puede aliviar un dolor leve con pocos efectos secundarios. Antiinflamatorios: Reducen el dolor y la hinchazón. Fármacos de acción sintomática lenta (condroprotectores): En estadios incipientes la glucosamina y el condroitín sulfato pueden aliviar el dolor. Corticoides intraarticulares: pueden ser útiles temporalmente si existe un derrame persistente. Acido hialurónioco: puede ser útil para reducir el dolor articular.
Cirugía: Su médico puede considerar realizar una cirugía si su dolor empeora y provoca incapacidad.
Artroscopia. Este procedimiento puede emplearse para eliminar pequeños trozos de cartílago desprendido o rasgado, o para alisar la superficie del cartílago desgastado. Cuanto más avanzada esté la artrosis, menos eficaz es la artroscopia. Osteotomía. Se realiza un corte en los huesos que rodean la rodilla para realinearlos y eliminar la presión en la articulación de la rodilla. Reemplazo de la articulación. En esta técnica se extraen las superficies articulares del fémur, tibia y en ocasiones la de la rótula y se sustituyen por un dispositivo artificial llamado prótesis articular.
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